domingo, 27 de junio de 2010

Mamá no me pongas zapatos!!!!!!!!!

Actualmente es habitual de calzar a los niños precozmente. Existen una serie de calzados para preandantes y calzados para gateo. Pero científicamente se ha demostrado que es mejor dejar descalzos los pies de los bebés no andantes. El movimiento físico y el estimulo sensorial del bebé a través de los pies descalzos favorece la maduración y el desarrollo intelectual del niño.
Tomar conciencia del yo y del otro es progresivo. El recién nacido tiene dificultad para diferenciar su cuerpo de su entorno, de ahí la necesidad de llevarse todo a la boca, los objetos, sus manos y sus pies, para establecer los límites de su cuerpo y diferenciar su yo del entorno
Su propio cuerpo va a ser su primer elemento de exploración. Se desarrolla a partir de las experiencias que se tienen de las partes, de los límites y de la movilidad de su cuerpo que se va adquiriendo a partir de múltiples impresiones sensoriales. El esquema corporal se va desarrollando poco a poco y depende de la maduración del sistema nervioso central y de la propia acción corporal.
Coger con sus manos sus propios pies produce experiencias sobre los límites del propio cuerpo, nuevas sensaciones y en consecuencia desarrollo cognitivo. Los pies descalzos y los pies llevados a la boca ayudan a la madurez de la propiocepción y exterocepción.
La motricidad, sensibilidad y psiquismo están íntimamente unidos. Cuando el niño controla motriz y sensorialmente su cuerpo podrá aprender y relacionar los elementos de su entorno, es decir seguir desarrollando su inteligencia.
En el niño preandante, característica principal de esta etapa de desarrollo cognitivo es la superioridad de lo sensorial y lo motor sobre cualquier otro aspecto.
A los 7-8 meses, que es cuando los niños manipulan sus pies con las manos o con la boca están aportando un importante estímulo para el desarrollo sensorial.
No debemos reprimir la sensibilidad táctil de los pies calzándoles, pues informan del mundo exterior, transmitiendo sensaciones de temperatura, texturas... que favorecen el desarrollo psicomotor del niño, sino cuidar y potenciar la libertad de los movimientos de los dedos y de los pies; a estas edades los dedos, como órgano táctil, se mueven mucho.
En la primera infancia el juego que predomina es un juego motor, jugando con su cuerpo e individual. Juega con sus pies y ello es estimulante del desarrollo, pues permite la maduración del sistema nervioso y favorece el control neuromuscular, el desarrollo intelectual y las habilidades sociales.
Es necesario que la planta del pie en el niño se ponga en contacto con superficies irregulares a fin de estimular las sensaciones cinestésicas y los reflejos posturales. El niño necesita el estímulo táctil, de presiones, de irregularidades del terreno para desarrollar la propiocepción, mejorar la posición de articulaciones, reforzar la musculatura.
El calzado denominado preandante o el calzado para el gateo, no tiene justificación para su uso, impide recibir sensaciones, además añade un peso excesivo a los pies impidiendo hacer lo que necesitan, esto es, moverse y además el niño se lesiona al golpearse las piernas con ese calzado. El movimiento de autodefensa que utilizan los niños de descalzarse en cuanto pueden tiene mayor significado que el que aparentemente interpretábamos.
No debemos poner impedimentos al desarrollo propioceptivo, neuromuscular e intelectual del niño encerrando sus pies en un calzado que no necesita, al contrario se deberá estimular a los niños a disfrutar de su cuerpo y de su motricidad con los pies descalzos.

http://revistas.ucm.es/enf/18877249/articulos/RICP0707120027A.PDF
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